Un equipo internacional de investigadores, entre ellos de la
Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), ha realizado la primera
observación de las etapas iniciales de una supernova, denominada
iPTF13dqy (SN2013fs), tan solo tres horas después de la explosión, lo
suficientemente pronto como para determinar lo que sucedió justo antes
de su destrucción. Los resultados de esta observación han sido
publicados ayer en la revista ‘Nature Physics’.
Una supernova es una estrella que, por una causa u otra, ha explotado
liberando al medio interestelar de su galaxia el material que tenía en
su interior. Al explotar la estrella su brillo aumenta enormemente,
hasta el punto de poderse observar incluso en galaxias muy lejanas. Sin
embargo, este tipo de eventos astrofísicos son difíciles de investigar
observacionalmente y el porqué y el cómo las estrellas explotan como
supernovas es una de las cuestiones aún pendientes de resolver en la
astrofísica.
En los últimos años, iniciativas como Intermediate Palomar Transient
Factory (iPTF), un estudio automatizado de amplio alcance para la
exploración sistemática del cielo, han permitido mejorar la comprensión
de la diversidad de las supernovas por colapso de núcleo. El 6 de
octubre de 2013, la iPTF descubrió un evento en una galaxia llamada NGC
7610, una galaxia espiral relativamente cercana, a unos 160 millones de
años luz. Poco después, el equipo internacional de investigadores que
ahora publica sus hallazgos en ‘Nature Physics’, capitaneado por Ofer
Yaron, analizó la información recuperada para averiguar lo que había
sucedido.
Los astrofísicos clasifican generalmente las supernovas en dos tipos:
las que provienen de la muerte de una estrella masiva (más de unas 10
veces la masa del Sol) que, al final de su vida explotan al colapsar su
núcleo (supernova de tipo II), o la explosión de una estrella enana
blanca, que al agregar materia de una estrella compañera, se
desestabiliza provocando una explosión termonuclear (supernova de tipo
Ia).
Los investigadores determinaron que el evento detectado era una
estrella supergigante roja que explotó en una supernova de tipo II.
También encontraron evidencia de que la estrella estaba rodeada por un
disco de materia que había sido creado en el año anterior a su
explosión. En sus últimos días, la estrella había estado eyectando
rápidamente gran cantidad de material, perdiendo masa antes del colapso.
Como el tipo II es la forma más común de supernovas, las
observaciones realizadas por Yaron y sus colegas podrían extrapolarse al
modo general en que explotan estrellas. No obstante, detallan, “futuras
observaciones de espectroscopia flash de una muestra más grande de
eventos de este tipo permitiría determinar exactamente hasta qué punto
es tan común es este fenómeno, aportando evidencias más fuertes de las
etapas finales de la evolución de las estrellas masivas”.
En el trabajo ha participado, además de la UNAM, las siguientes instituciones: Weizmann Institute of Science (Israel), California Institute of Technology (Estados Unidos), University of Copenhagen (Dinamarca), Trinity College Dublin (Irlanda), Hebrew University (Israel), Stockholm University (Suecia), Soreq Nuclear Research Center (Israel), NASA Goddard Space Flight Center (Estados Unidos), University of Maryland (Estados Unidos), University of California (Estados Unidos), Las Cumbres Observatory (Estados Unidos), Lawrence Berkeley National Laboratory (Estados Unidos), Lawrence Berkeley National Laboratory (Estados Unidos), Los Alamos National Laboratory (Estados Unidos), Queens University Belfast (Reino Unido) y University of Southampton (Reino Unido).
DICYT
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